Vacaciones en Oslo

Al evocar la imagen de unas vacaciones en Oslo, se dibuja a menudo en la mente del viajero un paisaje gélido. No obstante, las bajas temperaturas de la ciudad contrastan con las efervescentes costumbres de sus habitantes. Exposiciones, conciertos, arquitectura vanguardista y tradicional, obras teatrales y numerosos espectáculos durante todo el año, hacen de Oslo una ciudad inquieta y extremadamente interesante.

Vacaciones en Oslo, el paraíso de los fiordos

Oslo cuenta con varios aeropuertos, pero el más cercano es el de Gardermoen, ubicado a 47 kilómetros de la capital noruega. Existen autobuses a disposición del viajero pero el medio de transporte más eficaz es Flytoget, el tren de alta velocidad del aeropuerto. Su trayecto conecta las terminales con la estación central de Oslo. Al deshacer la maleta, hay que considerar que el frío será un fiel compañero a lo largo de las vacaciones en Oslo, con una temperatura media de tres grados negativos en invierno, y veranos frescos.

Una de las visitas más bellas que se pueden hacer en unas vacaciones en Oslo es la del fiordo de la ciudad. Tomando el ferry se puede navegar entre las islas que componen el enclave natural. El parque natural de Gressholmen-Rambergoya ofrece un entorno medioambiental con espectaculares vistas. Asimismo, durante el verano se puede alquilar una bicicleta para ir hasta las playas cercanas de Paradisbukta o Huk.

Un destino alternativo y vivaz

El parque de las estatuas Vigelandsparken es uno de los atractivos más visitados por los turistas que pasan sus vacaciones en Oslo. El lugar dispone de amplias zonas verdes, convertidas en un marco perfecto para las personales esculturas realizadas por Gustav Vigeland. Otra opción para los amantes de la cultura escandinava es el Museo de Barcos Vikingos de Oslo o el Museo del Pueblo Noruego. Como broche final, merece la pena ver el edifico de la Ópera de Oslo, de singular arquitectura e inmejorable ubicación junto al mar.