Hoteles en Segovia

Este monumento con aires de fortaleza no nació como uno de los mejores hoteles de Segovia, sino allá por 1637, como el convento de los Capuchinos. Sin embargo, si te despistas buscándolo, pregunta por el convento de las Oblatas. Fueron estas monjas las últimas que lo habitaron antes de convertirse en el primer y único cinco estrellas de la ciudad, y sus vecinos lo siguen conociendo así.

Sentirás el peso de la historia por el claustro donde sirven el desayuno, en la capilla que ahora alberga el restaurante o en sus 62 habitaciones. Caracterizadas por su decoración contemporánea, unas miran a la ciudad y otras al valle del Eresma. Son muy apetecibles las que tienen terracita y artesonados de madera en el techo, pero no están garantizadas, por lo que no olvides solicitarlas en tu reserva por si suena la flauta. Tras un día de caminatas, su spa con piscina de chorros te vendrá como agua de mayo.

Solo por emplazarse en un palacete de finales del XV, a un extremo del casco histórico convenientemente apartado del bullicio, merecería figurar entre los mejores hoteles de Segovia, aunque este cuatro estrellas me encanta por otros motivos. De entrada, suma solo 21 habitaciones, por lo que te resultará perfecto si, como una servidora, sueles preferir el trato personal de los alojamientos boutique.

No tiene muchas más instalaciones, pero sí una bonita terraza interior que será el oasis donde pedirte un café, un cóctel o, mejor, un picoteo de ibéricos y quesos segovianos de su nuevo Cheese Bar. De poder elegir, me quedo con la junior suite con cama de dosel, balcón y arcos perfilando sus ventanales. ¿Será la habitación de los fantasmas? Porque esta casa tiene una leyenda truculenta y además está en pleno barrio de San Millán, el barrio de las brujas que recreó aquí mismo el pintor Zuloaga.

Mentar a Cándido en Segovia es poco menos que mentar a Dios. Fue el mesonero más mediático de la España preconstitucional, célebre en medio planeta por su carisma. ¡Y por su manera de partir con un plato el tiernísimo cochinillo asado que sería pecado perderte en la ciudad! A cinco minutos en coche de este mesón mítico del casco histórico, el hijo del gran Cándido López abrió en 2006 este cuatro estrellas de hechuras clásicas y 108 amplísimas habitaciones que se ha convertido en uno de los mejores hoteles de Segovia para celebrar eventos.

Su restaurante está a la altura de la casa madre, aunque en el hotel también vas a poder disfrutar de un aperitivo con piano en vivo en fechas especiales o a diario, de los masajes y tratamientos de salud y belleza de su spa, de pistas de pádel y de la piscina del jardín en verano.

Como dice el refrán, quien tuvo retuvo. Y es que este cuatro estrellas hoy figura entre los mejores hoteles de Segovia, pero en 1952 abrió como su primer establecimiento de lujo. Entonces se llamaba Las Sirenas y vio desfilar desde a Sophia Loren para un par de rodajes hasta a Frank Sinatra y Cary Grant, de quienes cuentan las malas lenguas que subían a gatas su escalera tras estar de fiesta toda la noche.

Un gran mural con astros de aquella época dorada del cine preside la recepción, mientras fotos de huéspedes ilustres cuelgan por salones y algunas de sus 37 habitaciones, todas muy contemporáneas. Aproximadamente la mitad son exteriores y miran al valle del Clamores. Harás bien en solicitar esas, aunque las vistas las tienes aseguradas desde su terraza en las alturas. Porque la estrella de este hotel, inmejorablemente ubicado en una calle peatonal del casco antiguo, es esta terraza panorámica.

Los Paradores suelen ser monumentos a los que se ha salvado de la ruina al darles una nueva vida como hotel. El de Segovia, sin embargo, es de los años setenta y se levantó para aprovechar unas vistas impagables hacia la ciudad. Deberías disfrutarlas tomando algo en su terraza cuando, tras un atardecer de escándalo, van iluminándose las torres del alcázar y la catedral. También desde la piscina del jardín y la de invierno, climatizada en un espacio acristalado, o en el restaurante, con ventanales de suelo a techo además de horno de leña.

Aunque sus 113 habitaciones tienen terraza, no todas miran a la ciudad, o sea que reserva con antelación para solicitar una con vistas, pues no están garantizadas. Me gusta que enciendan la chimenea del salón cuando hace frío, así como el arte geométrico que decora los amplios espacios comunes de otro de los mejores hoteles de Segovia si incluimos sus inmediaciones.

Este moderno cuatro estrellas hace honor a su nombre, porque está plantado delante justo del acueducto. Pero ojo, no todas sus 72 habitaciones dan a este prodigio de la ingeniería romana en funcionamiento desde el siglo II hasta entrado el XX. Te puede tocar una, o no. Para no arriesgarte, podrías reservar una con vistas garantizadas a través de sus grandes ventanales. Así, lo primero que verás por la mañana al descorrer las cortinas será su esbeltísima hilera de arcos de piedra.

Sube también a admirarla a su terraza en la azotea. Abierta para los huéspedes y para eventos privados, esta atalaya hace del Plaza Acueducto uno de los mejores hoteles de Segovia, aunque es una lástima que no tenga bar en semejante terrazón. Tampoco hay restaurante salvo para los desayunos, aunque muy cerca aguardan los celebérrimos Cándido y José María o el no tan famoso pero con poco que envidiar Asador Maribel.

El rey Enrique IV de Castilla, allá por el siglo XV, se hizo construir un palacio de recreo que pronto se convertiría en un convento y, muchísimo después, en uno de los mejores hoteles de Segovia. Reciclado como un cuatro estrellas de medio centenar de habitaciones, este imponente monumento queda a unos quince minutos a pie del casco viejo. Apenas alterado a través de los siglos, maravillan sus artesonados mudéjares, el patio entre los arcos del claustro… En verano, no hallarás lugar más romántico que este patio descubierto para tomar un vino, un té exótico o cenar a la luz de la luna.

El frío pelón de Segovia hará que, en cualquier otra fecha, toque pasar al interior del restaurante, famoso por su cochinillo y que en ocasiones acoge jornadas gastronómicas. Por cierto, las habitaciones del segundo piso del claustro, cuyos arcos están acristalados en esta planta superior, son más amplias.

Entre los caserones de estilo románico y las portadas de arco de medio punto de las Canonjías –el barrio mejor conservado de la ciudad alta–, en 2010 se inauguró este tres estrellas; una opción tranquila y a buen precio entre los mejores hoteles de Segovia en esta categoría. Salvo la cafetería para los desayunos, no tiene más servicios, pero en esta ciudad donde la gastronomía son palabras mayores no te costará encontrar dónde comer como un príncipe.

Lo que sí tiene el Don Felipe son vistas muy bonitas hacia el alcázar y la campiña en unas pocas de sus 25 modernas habitaciones, o sea que intenta reservar una de estas con balcón. Si vas en verano, podrás sentarte a leer en su terraza cuando necesites hacer un alto en las visitas por el casco antiguo. Con suerte admirarás uno de esos atardeceres rojos que se gastan los cielos segovianos.

Si buscas una ubicación insuperable en el meollo histórico, voilà, otro de los mejores hoteles de Segovia en la categoría tres estrellas. Estar en plena Plaza Mayor hace único al Infanta Isabel, pero asegúrate una habitación con balcón desde la que asomarte a sus soportales. Todas las superiores lo tienen. De sus 41 habitaciones, las de la última planta son las más remodeladas, y muchas cuentan conuna alegre decoración que le dan cierto aire campestre.

Como cliente, podrás usar gratis las pistas de tenis y pádel o las piscinas de verano o invierno de un club a un cuarto de hora en coche. Pero dudo que tengas tiempo para el deporte con todo lo que hay que ver y probar en Segovia. Puestos a engordar, nada más salir del hotel te toparás con la pastelería Limón y Menta, famosa por su ponche segoviano. Te adelanto que este ponche no se bebe.

Pide una habitación con terracita o vistas al valle del Eresma para que este tres estrellas te convenza: es uno de los mejores hoteles de Segovia en su categoría y precio. Algo laberíntico, en realidad son dos edificios unidos: el que en el siglo XVI fuera el palacete de la familia Falconi, del que se conserva desde el escudo heráldico del patio hasta las viguerías del techo, y otro de nueva planta. En este se encuentra la mayoría de sus 62 habitaciones, que combinan lo moderno y lo rústico, que no rancio.

El hotel se halla a cinco minutos andando de la Plaza Mayor pero está envuelto de tranquilidad, y en verano es una delicia arrancar el día desayunando en su terraza trasera, entre una vegetación sobre la que despunta la espadaña de una iglesia vecina. ¿Te tomarás una foto junto al gran caldero de las antiguas cocinas del palacio? Lo verás entre los sofás junto a recepción.