Hoteles en Logroño

Lo que fuera la sede de Correos se ha convertido en el primer cinco estrellas y en uno de los mejores hoteles de Logroño. La restauración ha mantenido la grandiosidad del edificio y respetado la fachada, donde detalles como los buzones con cabeza de león recuerdan su pasado. Sus 41 habitaciones son para enamorarse; destacan por su amplitud y por los techos altísimos que siguen la forma de los torreones del exterior.

El desayuno es una verdadera delicia, con una oferta de productos locales como los quesos de la región y los fardejelos de Arnedo. Además, el hotel incluye un spa y piscina interior. Su terraza se convierte en el único rooftop de la ciudad, ideal para disfrutar de un cóctel. No te pierdas el restaurante Matasellos, experto en cocina de proximidad, que ofrece un menú basado en productos riojanos a cada cual más delicioso.

Hay lugares que tienen alma y este es uno de ellos. En pleno casco antiguo, este alojamiento-boutique destaca entre los mejores hoteles de Logroño por su carácter exclusivo. Fue la casa del fotógrafo Esteban Chapresto y ha sido cuidadosamente restaurada para convertirla en un refugio que combina elementos originales con un diseño moderno que me conquistó. Las cinco habitaciones y la suite son únicas, dedicadas a grandes personajes que fotografió, y decoradas con suelos de madera natural, camas king-size y muebles originales de la familia. ¿Mi favorita? La Grace Kelly.

Uno de los detalles que más aprecié fue que en la habitación te reciban con una botella de vino, un guiño a la tierra en la que estamos. Su ubicación es ideal, muy cerca de todo lo que hay que conocer en Logroño, lo que permite disfrutar a pie de la increíble oferta de esta ciudad riojana.

A solo unos pasos de la concatedral se encuentra este alojamiento, una joya entre los mejores hoteles de Logroño. El edificio fue un palacete del siglo XVI y ahora alberga un hotel con un encanto sin igual. Me sorprendió la luminosidad y comodidad de las habitaciones. Si buscas una experiencia más elevada, te recomiendo la junior suite: el techo es abovedado, tiene salón con minibar y microondas y un diseño elegante. Me fascinan los lugares donde las vigas de madera quedan a la vista; es lo que encontrarás aquí.

En la parte baja brillan los espacios comunes, donde hay una biblioteca y sofás para pasar un rato relajado. Te sorprenderán las fotos históricas que los decoran. No te pierdas el desayuno buffet: es muy completo y la mejor manera de recargar pilas antes de lanzarte a disfrutar de esta ciudad.

La icónica calle Ruavieja guarda un tesoro en materia de alojamientos. Este hotel, uno de los mejores de Logroño, es un homenaje al pasado de la ciudad. Ubicado en un edificio del siglo XVI, conserva las paredes de piedra y las vigas de madera que le confieren una personalidad especial. Fíjate en los cabeceros: son casi obras de arte en las que se exponen uno de los símbolos de esta tierra, las vides. Los baños son una maravilla: amplios, bonitos y con duchas de lluvia.

¿Sabías que puedes organizar una experiencia gourmet en la habitación? Te servirán embutidos ibéricos y una botella de rioja. Y si necesitas más, te recomiendo que organices una visita a su pequeño pero imprescindible spa: tiene piscina, baño turco, sauna e incluso una zona de cromoterapia para ayudar a equilibrar cuerpo y alma.

A veces solo necesitamos un lugar que reúna las tres B: bueno, bonito y barato. Y en esa liga entra a jugar este hotel. Destaca por muchas cosas: parking propio, algo muy valioso en una ciudad donde entrar con coche al centro es casi imposible; su atento personal y sus instalaciones en general. Por eso, es uno de los mejores hoteles de Logroño para tu próxima escapada.

Las habitaciones son sencillas, pero muy cómodas, y las hay de varios tipos: con dos camas, una cama grande e incluso opciones para familias. Lo que más me gusta es que ofrecen vistas a la ciudad. El desayuno es otro de sus grandes reclamos: es de los más completos e incluye opciones para todos. Zumo recién exprimido, quesos y embutidos, fruta, diferentes panes, bollería casera… ¡y hasta churros con chocolate y tortilla de patata!

Este hotel, el más antiguo de Logroño, tiene una historia fascinante que se remonta a 1911, cuando abrió como la Posada de las Ánimas. Es uno de los mejores hoteles de Logroño y su ubicación, junto a la calle Laurel, no podría ser mejor para disfrutar de los principales puntos turísticos. Lo que más me gusta es su relación con el arte: en el vestíbulo, en la galería Animart se celebran exposiciones de artistas locales y se organizan eventos con catas de vino para los huéspedes.

Las habitaciones, cómodas y con camas mullidas, ofrecen un descanso perfecto para reponer fuerzas y seguir conociendo la ciudad. La junior suite, en particular, combina comodidad y amplitud en perfecta armonía. Si viajas por trabajo, en la primera planta encontrarás una sala de reuniones. Su ubicación lo convierte en el alojamiento perfecto para disfrutar de Logroño a pie, sin tener que molestarse en coger el coche.

Si te gusta estar cerca de la naturaleza y dar un paseo matutino, este es tu alojamiento. Es uno de los mejores hoteles de Logroño y está a tan solo un paso del parque del Ebro, uno de los pulmones verdes de la ciudad, donde muchos lugareños hacen deporte y pasean. De camino podrás ver la muralla del Revellín, y cuando vuelvas te estará esperando un hotel contemporáneo y muy moderno con todo lo necesario para descansar durante tu visita: habitaciones amplias y camas grandes.

Brasserie Zarcillo, el restaurante del hotel, sorprende con una carta basada en productos de temporada y sabores de la tierra donde el vino local desempeña un papel protagonista. ¿Mi plato favorito? El ravioli de rabo de toro sobre crema riojana. Si tienes tiempo, prueba su desayuno buffet, con opciones internacionales y delicias locales como embutidos y panes artesanos, además de platos calientes.

Moderno y sofisticado, este hotel de la prestigiosa cadena Marriott se encuentra en una zona tranquila de Logroño, a orillas del Ebro y a unos 10 minutos andando del centro histórico. Es uno de los mejores hoteles de Logroño y es ideal para quienes buscan una estancia elegante y funcional sin grandes lujos, pero memorable. Las habitaciones me gustan por su enorme tamaño, pero también por su diseño contemporáneo, sus amplias camas y una insonorización perfecta para el descanso.

El desayuno buffet es bastante variado y tiene un plus: AC Lounge, un espacio para cenar y disfrutar de tapeo de calidad: croquetas, patatas bravas, revueltos de setas y platos deliciosos como la escalivada con anchoas o el bacalao a la riojana. Si eres deportista, guarda un ratito para visitar el gimnasio. ¡Agradecerás quemar algunas calorías después de tanto pintxo y vino!

Ubicado en el corazón de la ciudad, este alojamiento emblemático es un referente y uno de los mejores hoteles de Logroño. Lo mejor es que combina tradición con modernidad y un personal muy atento que garantiza una estancia cómoda, de las que no se olvidan. Sus habitaciones, renovadas recientemente, son de diseño sobrio y ofrecen vistas hacia la animada Gran Vía Juan Carlos I a través de grandes ventanales por los que también entra la luz natural. Las camas son para mencionarlas: con sus colchones de gran calidad, te permiten relajarte por completo y descansar como nunca.

Si te animas, puedes tocar el piano que hay en la recepción: no serías el primer huésped que lo hace… Por la noche, mi plan favorito es tomar un gin-tonic en la terraza para concluir con éxito otro día fascinante descubriendo la capital de La Rioja.

Esta es una elección excelente para disfrutar de la ciudad con comodidad. Su ubicación es inmejorable para descubrir a pie los principales puntos de interés de la ciudad, lo que hace de él uno de los mejores hoteles de Logroño. Las habitaciones, amplias y luminosas, tienen camas grandes y un detalle que me encanta: flores frescas.

Uno de los encantos del hotel es el bar del vestíbulo, que te transporta a los años ochenta. Es un lugar acogedor para relajarte con una copa de rioja recomendada por su atento personal, que te asesorará entre las opciones disponibles por copas. El desayuno es todo un festín de opciones ideal para empezar el día con energía. Personalmente, no puedo resistirme a un trozo de bizcocho casero o a una porción de tarta de manzana, que siempre aportan un toque familiar y delicioso a la experiencia.