el hotel nos sorprendió gratamente, a menos de 80 euros la noche la habitación dobre. Se encuentra ubicado a diez minutos del Hermitage y a dos de la catedral de San Isaac. El personal es correcto (no los más amables del mundo, pero sospecho que eso se dará poco en San Petersburgo). La calefacción está muy bien, así como la potencia del agua y ambas cosas se agradecen.
El desayuno, aunque muy barato, no es bueno, el zumo industrial y las tostadas poco tostadas. Hay una versión buffet más cara que no probé, pero no tenía tampoco muy buena pinta. Me tocó una habitación con dos camas y eran pequeñas, mejor pedir cama doble si se puede.
Las habitaciones son espaciosas, y en una excelente ubicación
debe haber más opciones en el desayuno para la gente vegetariana