Hoteles en Bilbao

Recorrer los bares del casco viejo nos puede dejar extasiados tras probar los pintxos y acompañarlos de zuritos y txakolí. Si este es tu plan, lo mejor es que te alojes cerca. A apenas unos pasos del teatro Arriaga y en lo que fueron los antiguos almacenes Zubicaray, se estableció uno de los mejores hoteles de Bilbao en 2019. El edificio se reformó por completo, convirtiéndolo en un hotel de lujo que en el exterior habla de la historia de la ciudad y en las habitaciones de su pasado. Ese estilo industrial que lucen me encanta y hace que me sienta en un sitio vanguardista y muy confortable. El punto fuerte lo ponen sus dos restaurantes, del chef con más estrellas Michelín del país. Ola apuesta por la cocina de autor, mientras que La Bodega de Ola lo hace por una propuesta más informal y una carta de vinos que no pasa desapercibida.

Puede que una de las cosas que más aprecie de un hotel sean las vistas desde la habitación. Pues bien, este hotel las tiene impresionantes. De esas que te quedan grabadas a fuego en la retina, porque despertar y tener delante la impresionante silueta del Guggenheim es algo que pocos pueden ofrecer. Y, por eso, este es uno de los mejores hoteles de Bilbao. Si vamos a dormir con el arte enfrente, también lo haremos con él cerca, porque en sus 145 habitaciones cuelgan obras de arte contemporáneo. Así que, a la par que descansas, nutres tu apetito cultural en este espacio obra del mismísimo Mariscal. Te recomiendo que pruebes OliO, reserves un tratamiento y subas a la azotea. El desayuno en la terraza es inolvidable, desde los platos que proponen ––esos huevos benedict son imprescindibles–– hasta la posibilidad de tomarlos disfrutando de las vistas al museo.

El corazón de la ciudad tiene un vecino popularque ha devuelto a la vida el local que, durante décadas, albergó Calzados La Palma, una tienda histórica del caso antiguo. Allí se estableció este hotel boutique con 39 habitaciones, posicionándose como uno de los mejores hoteles de Bilbao. Llegar allí es sentirme en casa, por esa sensación de hogar que desprenden los espacios comunes, las habitaciones y el personal. Sus coquetas habitaciones tienen todo lo necesario para disfrutar de un ambiente relajado, con un diseño que enamora y una gran cantidad de luz natural. Me gusta mucho aprovechar para leer en cualquiera de sus espacios, y su restaurante, La Palma, especializado en cocina vasca con un toque viajero. Te recomiendo que, para el desayuno, pruebes la tostada de huevos poché con salteado de setas y berenjena y, para comer, la ensaladilla cantábrica de centollo y su begihandi ––un calamar–– que preparan en cuatro recetas diferentes.

Urbano, hogareño y cosmopolita. Así es este alojamiento que lleva más de dos décadas enamorando a quienes lo visitamos y, por eso, es uno de los mejores hoteles de Bilbao. El trato familiar es lo que más me gusta, así como sus habitaciones, con amplios ventanales por los que también se disfruta de una vista impresionante hacia la ciudad y el Guggenheim. Puedes alquilar allí mismo una bici para recorrer la ciudad o reservar su tratamiento estrella, un masaje con aromaterapia. Dicen que el desayuno es la comida más importante del día y aquí se lo toman al pie de la letra. El suyo es uno de mis favoritos, repleto de delicias de cercanía que elaboran artesanos locales. Desde la miel que viene de la reserva de la Biosfera de Uridabai a los chocolates de Mendaro, pasando por la mermelada de Orduña, todo encaja para empezar el día de la mejor forma posible.

Si buscas la experiencia de dormir entre las torres de Isozaki y el Guggenheim, la encontrarás en este espacio, uno de los mejores hoteles de Bilbao. Este hotel es mi preferido cuando quiero hacer una escapada sencilla, con buena localización y con su punto de diseño. Además de todo ello, se une la buena gastronomía, para disfrutarla en el restaurante Kondutxo o en su terraza mirador, una de las más divertidas de la ciudad, donde me gusta picotear algo y tomar un cóctel al atardecer. Por si fuese poco, esta cadena se caracteriza por ofrecer experiencias auténticas, y la de este es la posibilidad de dormir en un yate de lujo en plena ría, el Laukariz, atracado justo frente al hotel. Tiene una suite y tres camarotes dobles, además de tripulación y una barbacoa en cubierta. Y lo mejor es que, si quieres, también puedes navegar ría arriba.

La Gran Vía de Bilbao es el lugar perfecto para descubrir la ciudad e ir de compras. Allí, un edificio neoclásico esconde uno de sus hoteles más modernos, con 137 habitaciones funcionales, de diseño y confortables de las que me encantan sus cabeceros de un "azul Bilbao" de lo más fotogénico. Si quieres una experiencia más lujosa, destacaría las dos habitaciones con terraza privada, bañera de hidromasaje y vistas a la ciudad. También tiene un spa con piscina cubierta y cascada, y un estudio de yoga. Y, por supuesto, un compromiso con la gastronomía de primera. Su colaboración con un importante chef se disfruta en Basque. Allí se pueden probar platos que unen las raíces vascas con la creatividad, dando lugar a platos con los que disfruto, como el talo de tomate o una suculenta merluza en tempura y salsa verde.

En 2020, uno de los hoteles más icónicos de Bilbao se sometía a una renovación completa. Volvía el mítico hotel Ercilla con todo aquel glamour del que gozó en los años 70. Devolverle aquel lustre lo convirtió en uno de los mejores hoteles de Bilbao, y por eso es uno de los que elijo siempre que puedo. Sus habitaciones estilosas y con toques vintage son para enamorarse de cada uno de sus detalles (terciopelo, espejos, mobiliario antiguo...). Tampoco debes perderte el el Bar Americano de la planta baja. Puedes empezar tomando un café o alargar hasta primera hora de la noche con un cóctel, en el mismo lugar donde lo hacían importantes artistas, empresarios y hasta estrellas del cine. Y aún hay más. Una terraza en las alturas con vistas 360 y un restaurante japonés que prepara una tempura de langostino con salsa picante y unas gyozas de jabalí absolutamente memorables.

Si lo que pides a un hotel es una buena cama, una ducha con efecto lluvia, buena ubicación y gastronomía, este alojamiento es el ideal para ti. Y más si te digo que, a todo ello, suma conciencia eco y sostenibilidad. Sus más de 300 habitaciones tienen el sello B-Rooms, que certifica que allí se descansa de matrícula de honor. En sus camas duermo como en pocas, y siempre me pierdo decidiendo qué almohada de su carta voy a probar. También tiene espacios para reuniones y eventos, por lo que es perfecto para quienes viajan por trabajo. Y, además, completa la oferta con una cuidada cocina que se disfruta en dos espacios. Uno es Ibaizabal, de inspiración nórdica con cocina vasca, en el que pido el solomillo con verduras a la parrilla. El otro, la Vinoteca, tiene una carta de más de 70 referencias nacionales. "

A tan solo unos pasos del Guggenheim, el parque de Doña Casilda y el Palacio de Congresos Euskalduna, está otro de los mejores hoteles de Bilbao. Es perfecto tanto para quienes viajan por trabajo como para los que lo hacemos por turismo. Sus habitaciones combinan un poco de todo: espacio para trabajar y para descansar. Mi favorita es la deluxe terrace junior suite, que tiene una pequeña terraza. Si no te decantas por ella, siempre puedes subir al solarium de la azotea y chapotear en su piscina de agua salada con vistas. Te recomiendo que visites su spa, ideal para relajarte tras un día descubriendo la ciudad. Tiene zona de aguas con una piscina de chorros y una carta de tratamientos, que son todo lo que buscamos cuando queremos dedicarnos un ratito al autocuidado. Otro punto muy a favor es que cuenta con un parking bastante extenso.

Lo primero que llama la atención de este alojamiento histórico, y uno de los mejores hoteles de Bilbao, es su fachada señorial de inspiración francesa. Este hotel se encuentra en plena plaza Moyúa y es todo un referente entre los cinco estrellas de la ciudad. Me encanta porque, dentro de sus paredes, se guardan muchas historias, como la que cuenta que aquí se alojaron espías nazis o la cantidad de personajes que han pasado por sus habitaciones, algunos de la talla de Einstein. Más allá de anécdotas, en sus habitaciones se descansa como en pocas, porque son muy espaciosas y cómodas. Entre ellas, la suite imperial, la habitación de lujo más grande de toda la ciudad. Te recomiendo que vivas algunas de sus experiencias, como la que une la estancia con la ópera o la gastronómica en el restaurante Artagan. Recuerda subir a la terraza para disfrutar de las vistas.