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Aunque en España no tenemos cataratas, lo compensamos con creces con increíbles cascadas. Estas caídas de agua están diseminadas por toda la geografía, agregando más belleza si cabe a los entornos naturales en los que se localizan. Acompáñanos en este recorrido por las cascadas en España más espectaculares e hipnotizadoras.

No importa dónde te encuentres: con toda seguridad hay uno de estos mágicos saltos de agua más cerca de lo que esperas. Desde la provincia de Jaén a la de Huesca, pasando por Ciudad Real o Madrid. También en Castellón, en Asturias y en Barcelona descubrirás algunas de las mejores cascadas de la geografía española. ¿Estás preparado para enamorarte a primera vista?

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Las 16 cascadas más impresionantes en España

Las emblemáticas cataratas del Niágara y del Iguazú nos quedan algo lejos, pero no necesitamos viajar más allá de nuestras fronteras para admirar un espectáculo de la naturaleza similar. Te invitamos a sumarte a este recorrido por España en busca de las mejores cascadas. Y es que sí, en nuestro país también tenemos nuestras propias maravillas.

1. Salto del Nervión (Álava-Burgos)

El salto del Nervión presume de ser la cascada más alta de España. No en vano, sorprende con una caída de 270 m. Este enclave, que coincide con el nacimiento del río Nervión, está situado en la provincia de Álava, muy cerca del límite fronterizo con Burgos. Si miras un poco más allá, observarás un entorno dominado por bosques de hayas.

Es difícil predecir cuándo es el mejor momento del año para admirar esta cascada en su máximo esplendor. Hay más posibilidades en invierno, tras varias jornadas de fuertes lluvias, pues será más probable ser testigos de la furia del agua. Ya que estás en esta maravilla de la naturaleza, haz alguna de las rutas que propone el parque Monumento Natural del Monte Santiago.

2. Monasterio de Piedra (Nuévalos, Zaragoza)

Esta es, quizás, una de las cascadas más conocidas de España. Esta caída de agua no podía estar ubicada en un lugar más místico que este, un monasterio cisterciense con más de 800 años de historia. A las cascadas se llega después de atravesar un sendero en medio de un bosque, con lagos y, sobre todo, con mucho encanto.

El camino es apto para toda la familia. No es la cascada más alta de nuestro país, pero sí es una de las más mágicas. Si te apetece, puedes hacer noche en el hotel de este parque natural, habilitado en el interior del monasterio. A este no le falta detalle y, de hecho, cuenta también con zona de spa para relajarte después de la jornada senderista.

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3. Cascada del Molino de San Pedro (Albarracín, Teruel)

Después de quedarte extasiado con la visita a Albarracín, uno de los pueblos más bonitos de España, continúa hacia otro de los atractivos de la zona. La cascada del Molino de San Pedro se ubica en la localidad de El Vallecillo, a unos 36 km de Albarracín. Tras aparcar el coche al inicio del sendero, echa a andar mientras la vegetación va haciéndose más exuberante.

La cascada del Molino de San Pedro tiene una altura de 12 m. El sendero te llevará primero a contemplarla desde arriba. Síguelo para acercarte hasta la laguna que se forma en su base. Si visitas esta cascada en verano, además, tendrás la oportunidad de darte un baño refrescante como premio a la caminata.

4. Cascada de Maro (Nerja, Málaga)

Nerja es un municipio malagueño conocido por sus playas de agua cristalina, por cierto, de las mejores de la provincia. La cascada de Maro es otra de las visitas que deberás realizar durante tu estancia en esta localidad, una espectacular caída de 15 m de altura que desemboca directamente en el mar Mediterráneo. Impresionante, ¿no te parece?

En concreto, esta cascada forma parte del Paraje Natural de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo. Por lo complejo del terreno, lo más conveniente es llegar hasta ella en kayak, una actividad muy popular en la zona. Los días soleados son una constante en la provincia de Málaga durante todo el año, si bien es mucho más aconsejable visitarla en primavera o en verano.

5. Orbaneja del Castillo (Burgos)

Orbaneja del Castillo no es el nombre de una cascada, sino de un pueblo de Burgos que, por méritos propios, cada vez va haciéndose más famoso. Su principal atractivo es precisamente un torrente de agua que nace en el propio corazón del municipio. Las aguas de esta cascada brotan en la cueva del agua que divide en dos esta población.

Si Orbaneja del Castillo fuera un sonido, probablemente sería el murmullo de agua chocando contra las rocas. Es este un pueblo, en el que merece la pena pernoctar, hay alojamientos tan auténticos como el hotel rural La Puebla. Para no ser presa de las multitudes, se recomienda acudir a esta población fuera de la temporada alta.

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6. Nacimiento del río Cuervo (Cuenca)

La serranía de Cuenca nos regala estampas tan asombrosas como el nacimiento del río Cuervo en forma de cascada. Este río emerge de una caverna, y en su primer tramo se convierte en un conjunto de saltos que conforman un paisaje único. En la época del deshielo, estas cascadas pueden ser abundantes, pero es quizás en pleno invierno cuando la imagen se vuelve más bella.

Si las temperaturas bajan más de la cuenta, los saltos de agua pueden llegar a congelarse, dando lugar a un hermoso paraje de frío y hielo. Para llegar a este enclave es preciso enfilar un sendero circular de 1,5 km. No todos caminamos al mismo ritmo, pero lo lógico es que no emplees más de una hora en estar ante las cascadas.

7. Los Chorros del río Mundo (Albacete)

En este punto, te proponemos asistir a otro nacimiento, en concreto, al del río Mundo, en la provincia vecina. Este se ubica en el parque natural Sierras de Cazorla, Segura y las Villas, uno de los parques naturales de mayor tamaño de la península ibérica. Los chorros del río Mundo surgen de una cueva, originando un salto de agua de más de 100 m.

La mejor época para admirar este espectáculo de la naturaleza es, quizás, el otoño. Después de varias jornadas de lluvias, se produce lo que se suele denominar el “reventón” o salida estruendosa de las aguas. En esta temporada, por tanto, la cascada tiene más caudal que en otros momentos del año.

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8. Cascada de Sorrosal (Huesca)

Los 80 m de caída libre de la cascada de Sorrosal no la convierten en la más alta, pero sí en una de las más bonitas de España. Pertenece a la localidad oscense de Broto, en pleno Pirineo aragonés. El agua que tienes ante tus ojos procede del río Ara y, en este punto, exhibe su particular fuerza.

A la base de la cascada se accede a través de un sendero muy fácil y corto que parte desde el propio municipio. Y si te van las emociones fuertes y dispones del equipo apropiado, puedes aventurarte a realizar la vía Ferrata, que llega hasta la parte más alta de la cascada. Esta puede visitarse durante todo el año, si bien con la llegada de las nieves es especialmente bella.

9. Cascada de Los Colores (La Palma, Islas Canarias)

La cascada de Los Colores propone un paisaje diferente a todos los anteriores. Este paraje casi irreal pertenece al parque nacional de la Caldera de Taburiente y llama la atención por su hermoso colorido. De una pared de tonalidades amarillas, verdes y naranjas emergen varias fuentes de agua que hacen el paisaje de lo más idílico.

Esta explosión de colores se debe a los minerales de hierro que arrastra el agua y que, con el paso del tiempo, han acabado coloreando esta pared rocosa. Para llegar a la cascada de Los Colores puedes tomar una de las dos rutas a pie: bien a través del barranco de Las Angustias, bien desde el mirador de Los Brecitos. Ambas se prolongan unos 13 km y son algo exigentes.

10. Salto de la Novia (Castellón)

Nos desplazamos a Castellón para explorar uno de sus secretos mejor guardados. El Salto de la Novia es una imponente cascada que cae desde una altura de 60 m, y que encierra una leyenda. Recibe este nombre debido a una curiosa práctica que debían realizar las novias; consistía en saltar al río para demostrar el amor hacia su pareja. Por supuesto, acabó en tragedia.

Leyendas aparte, esta cascada está situada en el término municipal de Navajas. Se accede a través de una ruta sencilla que discurre paralela al río Palancia. La época de lluvia es, quizá, la más conveniente para visitarla, aunque en verano las lagunas de los alrededores son óptimas para darse un buen baño que alivie las altas temperaturas.

11. Lagunas de Ruidera (Ciudad Real-Albacete)

El parque natural de las Lagunas de Ruidera es una de las visitas imprescindibles en Castilla-La Mancha si te gusta la naturaleza. Se trata de un conjunto de lagunas en medio de un entorno majestuoso que, incluso, permiten el baño en los meses más cálidos. Están conectadas unas con otras mediante sorprendentes cascadas, regalando una grata estampa a los visitantes.

Precisamente estas cascadas que se forman son uno de sus mayores atractivos y lo que hace que siempre haya curiosos en las inmediaciones. A pesar de que en verano es un paraje perfecto para un chapuzón, probablemente el mejor momento para disfrutar de las cascadas sea la primavera, después de las lluvias de abril.

12. Salto de Sallent (Barcelona)

El salto de Sallent es la cascada más alta de Cataluña. Ofrece una caída de agua de 115 m de altura, lo que se traduce en un formidable espectáculo para los sentidos. Pese a lo vertiginoso del paisaje, la realidad es que para llegar a este enclave la ruta resulta de lo más fácil y es apta incluso para ir con niños.

El recorrido empieza en el coqueto municipio de Rupit, de esencia medieval. Desde aquí hay aproximadamente 1,5 km hasta el salto de Sallent. Continúa por el sendero y llegarás hasta un mirador donde podrás apreciar la inmensidad de esta cascada. Para asegurarte de que tendrá el suficiente caudal, mucho mejor si realizas esta excursión en temporada de lluvias.

13. La Chorrera de los Litueros (Somosierra, Madrid)

Esta cascada es una vieja conocida para los aficionados al senderismo de la Comunidad de Madrid. Pertenece al municipio de Somosierra, uno de los puertos de montaña más importantes de la región. El camino hasta alcanzar la Chorrera de los Litueros se acompaña, dependiendo de la época del año, del amarillo de los cambroños, plantas propias de la sierra de Guadarrama.

Este colorido que contrasta con el marrón del entorno rocoso desemboca en esta cascada considerada una de las joyas naturales de la región. Se trata de una ruta apropiada para realizar en cualquier época del año. Y si te has quedado con ganas de más, anímate a explorar la cascada del Purgatorio, que se halla en la vecina Rascafría.

14. Bosque de Muniellos (Asturias)

El bosque de Muniellos alberga un paisaje de cuento. Se trata del robledal más grande de España y uno de los que se mantiene en mejor estado de conservación del continente europeo. Entre sus atractivos se encuentra un impactante salto de agua que añade más magia, si cabe, al entorno.

Declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO, el bosque de Muniellos, localizado en el Principado de Asturias, es un enclave único y, además, está altamente protegido. Para visitarlo se debe solicitar una autorización previa, pues solo permite el acceso de 20 personas al día, lo que significa que podrás disfrutar de este entorno casi en exclusiva.

15. Nacedero del Urederra (Navarra)

Otro paisaje que parece sacado de un cuento de hadas es el nacedero del Urederra, una reserva natural que esconde una serie de pozas de color azul turquesa en mitad de un bosque densamente poblado de olmos y hayas. Por si el lugar no fuera lo suficientemente hermoso, una serie de cascadas y saltos de agua se dedican a embelesar a todo aquel que se acerca hasta aquí.

Sus colores y matices convierten este rincón en un auténtico paraíso tanto para excursionistas como para amantes de la fotografía. Al ser una reserva natural, tiene un acceso limitado a 500 personas por día, por lo que si quieres ser de los afortunados, deberás reservar con suficiente antelación. Para acceder a la cascada sale un sendero desde Baquedano, un municipio donde podrás pernoctar.

16. Cascadas del río Borosa (Jaén)

El parque natural Sierras de Cazorla, Segura y las Villas es hogar de múltiples cascadas. Anteriormente vimos una, pero no podemos marcharnos sin conocer otra de las más emblemáticas. Nos estamos refiriendo a las cascadas del río Borosa, y es que no es solo una, sino que son varias. Este río es una caja de sorpresas y, durante su recorrido, nos deja estampas inolvidables.

La cascada de la Calavera es una de las más especiales, pues desemboca en una preciosa laguna de color azul intenso. Imprescindible es también la cascada del Salto de los Órganos, para muchos la más espectacular de la ruta del río Borosa, un salto de agua de 60 m. Para disfrutar de su máximo esplendor, se recomienda visitarlas en primavera o durante la época del deshielo.

Acerca del autor

Andrea BarragánAndrea estudió Periodismo en la UCM y, desde hace varios años, combina sus dos grandes pasiones: escribir y viajar. Sin embargo, más que viajar, a ella le gusta experimentar la vida en cada país. Por eso, ha tenido estancias de varios meses en lugares tan increíbles como Georgia, Colombia o Asia Central. Hasta la fecha, ha conocido unos 40 países.

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