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¡América, Asia, África, Australasia! ¿Qué podría ser más emocionante que volar a esos lugares tan lejanos?

Pero los destinos exóticos y emocionantes implican pesados vuelos interminables. Y aunque en KAYAK somos fanáticos confesos de los aviones, nos esperan cosas inevitables con las que tendremos que vivir, que enervan a cualquiera que viaje durante más de seis horas seguidas.

Si eres aficionado a volar, estas son las cosas que seguramente habrás sufrido en tus carnes en los vuelos de larga distancia. ¿Es tu primer vuelo largo? Aquí tienes ocho cosas que te pasarán sí o sí.

1. Pensarás que te va a tocar volar en primera clase por la cara

Llegarás al aeropuerto contento y fresco como una lechuga, vestido con tu modelo de viaje más cómodo (aunque digno de Instagram). Cuando te acerques al mostrador de facturación, pensarás que hoy puede ser tu día de suerte. Hoy podría ser el día en el que alguien de la compañía te ofrezca volar en primera clase por la cara. Aunque intentarás ser la persona más encantadora del mundo mundial, antes de preguntarle a la persona del mostrador qué tal lleva el día, ya te habrá asignado el infumable asiento de en medio, justo al lado del baño.

2. Usarás la norma de “son las cinco de la tarde en alguna parte”

Pasar el control de seguridad es estresante, está claro. Es agotador abrirte paso entre las colas de familias y ejecutivos en viaje de trabajo. Y es de lo más irritante (y bochornoso) tener que vaciar casi toda tu maleta delante de un vigilante contrariado para rescatar el botellín de agua que se te olvidó sacar de la maleta de mano. Después de esquivar las tiendas duty-free, de tropezar con una maleta de niño y de toparte con el típico grupo de “madre mía, perdemos el vuelo”, estarás hasta el gorro. Pero entonces verás el reluciente cartel de tu bar favorito, o si te va el rollo más pijo, el bar de champán y ostras que no falta hoy en día en ningún aeropuerto. Son las diez de la mañana, pero estás de vacaciones y son las cinco de la tarde en alguna parte, ¿a que sí?

Siéntate y relájate, te espera un largo viaje por delante…

3. La comida del avión te decepcionará sin remedio

A las dos horas de vuelo, el personal de cabina anunciará con alegría que va a servir algo de comer. ¡Anda! ¿Qué podría ser? Pero en cuanto hayas elegido tu bebida y levantes la tapa de plástico de tu almuerzo, encontrarás una triste pasta con tomate o un pollo gomoso cubierto de una salsa indefinida. Y un zumo de naranja calentorro. ¿Por qué siempre de naranja? Te arrepentirás de no haberte comprado algo para llenarte la barriga en el aeropuerto.

4. Te las verás y te las desearás para dormir

Dirás adiós a tus esperanzas de dormir cómodamente en cuanto te instales en tu asiento en clase turista. A menos que te toque el codiciado asiento en ventanilla, ten claro que te pasarás las próximas seis horas dando cabezadas incómodas y cayéndote sobre el desconocido al que llevas al lado. Al final decidirás que lo mejor es duplicar tu chute de cafeína.

No te costará tanto dormir si te haces con un asiento en ventanilla.

5. Darás un insulso paseo sin ton ni son

Es inevitable. A las tres horas de vuelo, tendrás todo el cuerpo dormido de estar sentado. Te atacará el síndrome de las piernas inquietas y decidirás levantarte a ver si hay algo emocionante que ver por el avión. ¿Compartirás vuelo con algún famoso? A los cinco minutos, te darás cuenta de que caminar en un avión hasta los topes es incómodo y aburrido y volverás a pasarte otras cinco horas buscando postura en tu asiento.

6. La oferta de entretenimiento del vuelo te parecerá un tanto cuestionable

La batería de tu móvil no es eterna cuando quemas Netflix y te haces selfis como si no hubiera un mañana. Cuando te quede menos de un 10 %, te darás cuenta de que tendrás que apañártelas con la oferta de entretenimiento del vuelo. Verás una película que llevabas años queriendo ver y luego te dormirás con la peli nominada a los Oscar que te dio pereza ir a ver al cine.

Cuando te vas a pasar ocho horas sentado, necesitas una amplia oferta de entretenimiento…

7. No sabrás en qué hora vives

¿Qué hora es? ¿Dónde estás? Al pasar por varias franjas horarias, perderás poco a poco la noción del tiempo. Pensarás que estás casi a punto de llegar y luego te darás cuenta de que solo llevas un cuarto de vuelo transcurrido.

8. Te llevarás un palo en el espejo del baño

Cuando quede una hora de vuelo, decidirás ir a refrescarte un poco. No estarás tan mal, ¿a que no? Pero has dormido a ratos, te has llenado de migas y la paliza que supone viajar te ha dejado con cara de recién levantado. ¿Quién te mandaría facturar las toallitas?

9. Te darás cuenta de que todo valió la pena

Cuando bajes del avión, sentirás el calor de un paraíso extranjero y cualquier incomodidad sentida hasta el momento será solo un lejano recuerdo. Saldrás y disfrutarás explorando un lugar nuevo y emocionante. Y cuando te llegue el momento de volver a casa, ¡ya estarás pensando que igual ese día sí te toca volar en primera clase por la cara!

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