Cuando preparamos una relajante escapada a la playa, no hay nada peor que llegar y que esté abarrotada. Afortunadamente, Europa está llena de encantadoras islas fuera de los núcleos turísticos que te regalan lujo paradisíaco solo para ti.
Te traemos islas remotas que (todavía) no están hasta arriba de turistas, desde una preciosa islita griega hasta un lugar recóndito en Francia. Así que, si no te apetece pelearte por un trozo de arena con miles de veraneantes, añade estos increíbles lugares a tu lista de próximos destinos.
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Agistri, Grecia
Con aguas azuladas y aires recónditos, Agistri es toda una joya escondida en Grecia que no tiene que envidiar de Santorini. Al estar a una hora en ferry desde Atenas, se trata de uno de los lugares de relax favoritos de los habitantes de la capital griega. Disfruta de unas espectaculares vistas al mar desde lo alto de los acantilados de la playa de Chalikiada y luego haz una caminata en plena naturaleza hasta llegar a su costa de arena fina. Sumérgete en las aguas de la piscina natural de la playa de Aponisos o ve a Skala y Dragonera para darte un bañito en lugares recónditos. Alquila una bici y pedalea por la pintoresca costa de la isla hasta llegar a alguna de sus tranquilas calas.
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Vis, Croacia
Vis es una isla tranquila famosa por su arquitectura del siglo XVII y sus excelentes restaurantes de marisco y ofrece un ambiente que no tiene nada que ver con su turística vecina, Hvar. Se trata de una de las islas más remotas de Croacia: para llegar a Vis, hay que hacer un viaje en ferry de 2 horas y media desde Split. Una vez en la isla, dirígete directamente a la costa y flota en aguas turquesas mientras te empapas de fjaka, la filosofía croata que cultiva el arte de no hacer nada. Disfruta del sol en Srebrna y Stončica, dos de las playas más bonitas de la isla, y luego visita el Monasterio de San Nicolás para disfrutar de unas vistas increíbles de la bahía.
Formentera, España
Lejos de las fiestas desenfrenadas de la vecina Ibiza, Formentera ofrece una felicidad insular dada por sus playas de arena blanca y sus aguas azul turquesa. Por algún extraño motivo, a la más pequeña (y preciosa) de las islas Baleares no llegan hordas de turistas. Esta islita te ofrece vivir aventuras a tu aire, ya prefieras relajarte con un libro en playas y calas apartadas o darlo todo con una buena sesión de windsurf. Descubre rincones recónditos de la isla en bici o en moto, cena en un restaurante frente al mar o disfruta de impresionantes atardeceres desde el faro Cap de Barbaria.
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Isla de Porquerolles, Francia
Mientras la Riviera Francesa suele presumir de brillo y glamour, la isla de Porquerolles se sale del molde y ofrece todo un paraíso para los amantes de la naturaleza. Porquerolles es una de las cuatro islas de Hyères y la mayor parte de su superficie se considera parque nacional. ¿No te suena? Normal: se trata de uno de los secretos mejor guardados de Francia. Esta isla de siete kilómetros de largo triunfa por sus hermosas playas (normalmente vacías), además de por sus bahías de aguas claras perfectas para hacer esnórquel y sus viñedos locales para degustar vinos. Esta isla sin coches está a solo 20 minutos en ferry de Hyères y contrasta con las incansables multitudes de Saint-Tropez.
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São Jorge, Azores
¿Buscas aventuras al aire libre en paisajes isleños remotos? Entonces haz las maletas y ve rumbo a São Jorge. Esta islita en las Azores con bellísimas cascadas, exuberantes lagunas y montañas escarpadas es una de las islas más fotogénicas de Europa. Si buscas emociones emociones fuertes, en São Jorge tienes un montón de actividades para subir los niveles de adrenalina, desde senderismo por una montaña con 1053 metros de altura, Pico da Esperança, hasta surf en las aguas de Fajã da Caldeira de Santo Cristo. Para disfrutar de unas vistas panorámicas de la isla desde las alturas, recorre las curvas de sus carreteras costeras.
