Hoteles en Lisboa

Puede que te cueste un poco encontrar este hotel, escondido en los laberínticos callejones de Alfama. Pero una vez allí, te sentirás orgulloso de tu elección. Y es que el Memmo Alfama es uno de los hoteles de diseño más elegantes de Lisboa, con habitaciones minimalistas en tonos blancos y maderas blanqueadas. Aunque algunas habitaciones son un poco pequeñas, todas son muy tranquilas.

La mayoría de los huéspedes prefieren estar en las zonas exteriores. Este hotel, que es uno de los mejores de Lisboa, tiene unas terrazas con magníficas vistas sobre el barrio de Alfama, uno de los más antiguos de la ciudad, con sus característicos tejados rojos y edificios blancos.

Hay un gran comedor interior, pero yo comí fuera para disfrutar de las vistas. Las cenas son sencillas pero están muy ricas, con un menú de tapas portuguesas que maridan perfectamente con la excelente selección de vinos. Te recomiendo levantarte temprano para darte un baño en la piscina, ya que es el lugar donde más brilla el sol por las mañanas.

Si quieres estar en la zona con más marcha de Lisboa, este es el hotel que estás buscando. La famosa Calle Rosa, repleta de bares, se encuentra justo detrás del hotel, y el paseo marítimo del río Tajo está a pocos minutos de distancia.

Los colores azul y blanco de las fachadas –este hotel está formado por dos casas adosadas–, también son los protagonistas en el interior. Las habitaciones cuentan con tonos de azul más suaves y muebles sencillos pintados de blanco. El ambiente es fresco y ventilado, aunque los baños en forma de cabina pueden sorprenderte. Sus paredes de vidrio son transparentes, aunque tienen persianas para privacidad.

Si no te gusta la fiesta hasta altas horas de la noche, te recomiendo una habitación en la parte trasera o en los pisos superiores. Los desayunos son exquisitos, y por las noches el menú incluye sushi. Me encantó el detalle de que, cada día, ofrecieran a los huéspedes un vaso de oporto y un pastel de nata.

As Janelas Verdes es uno de los hoteles con más estilo de Lisboa, y cumple todos los requisitos del tradicional encanto portugués. Ubicado en Lapa, el distrito de las embajadas, y al lado del Museo Nacional de Arte Antiguo, esta casa adosada del siglo XVIII es todo un oasis de tranquilidad.

Como uno de los mejores hoteles de Lisboa, todo en As Janelas Verdes desprende elegancia, desde la biblioteca revestida de paneles y el personal uniformado hasta las habitaciones con sus suaves moquetas. Las habitaciones cuentan con hermosos papeles pintados, cómodos sillones y algunos muebles antiguos, ofreciendo un refugio perfecto después de un día explorando Lisboa bajo el sol. Me encantaron las toallas con monogramas de los amplios cuartos de baño.

Pero mi parte favorita del hotel, además de la terraza de la azotea (y su bar) con vistas al río, fue el patio amurallado. Aquí el desayuno es una delicia, con una maravillosa variedad de ensaladas de frutas, panes, quesos y pasteles. Y lo mejor es que puedes comer todo lo que quieras.

Elegante y refinado, este hotel debe su nombre a la calle igualmente elegante en la que se encuentra. Este es uno de los mejores hoteles de Lisboa y está en el centro de la ciudad, en una gran y frondosa avenida, rodeado de tiendas de moda.

Puede que las calles de fuera sean un poco ruidosas, pero el hotel –una gran mansión del siglo XVIII– me pareció un refugio tranquilo. Me gustó mucho que me recibieran con una copa de oporto El interior es una mezcla de lo tradicional y lo moderno, con azulejos y suelos de madera pulida, sofás de colores vivos y mesas de mármol.

Al ser uno de los mejores hoteles de lujo de Lisboa, sus habitaciones son espacios amplios y confortables, con madera de tonos cálidos, colores neutros y ventanas que van del suelo al techo. Aquí solo se sirven desayunos, pero los empleados son muy atentos a la hora de recomendar sitios para comer a tan solo diez minutos caminando.

Escondido en un rincón de una tranquila pero gran plaza cerca del río, este hotel es tan discreto que casi lo paso de largo. A pesar de su céntrica ubicación, está lejos del bullicio de los turistas y se convierte en una de las mejores opciones de alojamiento si quieres algo exclusivo alejado de las multitudes.

En el interior de este edificio del siglo XVIII se han conservado los elementos originales y se han mezclado a la perfección con un estilo más actual. Así pues, encontrarás suelos de baldosas de piedra, pilares de cantería y techos con vigas que contrastan con las paredes encaladas, las sillas rosa chillón y las piezas de arte moderno.

La forma de las habitaciones es bastante inusual, para adaptarse al plano del edificio original. Están decoradas en tonos monocromos con muebles relucientes, y me gustaron especialmente los sorprendentes baños, en blanco y negro. En el restaurante Delfina podrás degustar platos típicos portugueses. Te recomiendo que pidas una mesa en el exterior, es mucho más divertido.

A muchos lisboetas les gusta pasar su tiempo libre en la costa, especialmente en Cascais, que está a solo 30 minutos del centro de la ciudad en tren. Si buscas un hotel ideal para disfrutar de días de playa en Lisboa, Villa Vasco da Gama es una excelente opción. En esta misma localidad hay dos playas, y también hay otras en los alrededores.

Esta villa tradicional, pintada con color crema y ubicada en las estrechas calles del casco antiguo, te sorprenderá gracias a su moderno y sofisticado diseño. Las habitaciones son amplias y están decoradas en sencillos colores que van del gris al blanco y negro, con sueldos de madera pálida y mobiliario de estilo escandinavo.

El toque más desenfadado lo ponen los llamativos papeles pintados con formas geométricas y los cojines a rayas, mientras que los baños tienen un toque más elegante y moderno. Yo tuve la suerte de contar con una habitación con acceso directo al jardín y la piscina circular.

Los desayunos son un festín delicioso de frutas, quesos y pasteles, y lo mejor es poder disfrutarlos en el jardín. Los anfitriones te recomendarán los mejores restaurantes. Recuerda que, aquí, la especialidad es el marisco.

Fiel al estilo de los otros hoteles del grupo Mama Shelter, el Mama Shelter Lisboa es un hotel de espíritu alegre, divertido y lleno de detalles que te sacarán una sonrisa. Esto es algo que me sucedió cuando vi las divertidas máscaras colgadas de las lámparas de noche y el techo pintado con peces en el restaurante.

Además de estar considerado como uno de los mejores hoteles de Lisboa, el Mama Shelter destaca por su impresionante colorido. En las habitaciones, las pantallas de las lámparas tienen forma de algas verdes, los azulejos están pintados de azul y blanco en forma de remolino, y los cojines están estampados con dibujos de palmeras.

El restaurante rebosa de cojines con estampados tropicales, azulejos con dibujos y sillas de múltiples estilos. Aquí lo más famoso son las pizzas, pero también merecen la pena las versiones modernas de las tradicionales tapas portuguesas. Y por las noches tienen DJs y música en directo. También hay música en el bar de la azotea, mi lugar favorito para tomar un cóctel.

Este es, posiblemente, uno de los mejores hoteles de Lisboa desde el punto de vista de su ubicación. Se encuentra en un lugar privilegiado, en plena Plaza del Comercio, el corazón histórico de la ciudad. En tres de sus lados, está rodeado por edificios con soportales del siglo XVIII, que antes albergaban oficinas gubernamentales, y justo delante de él, el río Tajo.

Este imponente edificio ha mantenido su carácter histórico original, ya que lo han renovado con mucho cuidado. Me encanta la mezcla que hay aquí entre lo antiguo y lo moderno. El arte clásico y el arte contemporáneo, con elegantes sofás blancos junto a paneles de yeso dorado, elegantes sillas rojas de comedor y todo ello bajo las impresionantes bóvedas de ladrillo del restaurante. Este es perfecto para los más carnívoros, ya que cuenta con una amplia variedad de tipos de carne. El desayuno consiste en un generoso buffet que se sirve en un patio con techos acristalados.

Este hotel de lujo destaca por sus habitaciones elegantes y estilosas, con suelos de madera, colores neutros y baños revestidos de mármol. Pide una habitación con vistas al río.

A pesar de su céntrica ubicación, cerca de la concurrida Avenida de Liberdade, este hotel es asombrosamente tranquilo. Tras su fachada del siglo XVIII, los interiores están llenos de luz natural y materiales naturales: madera, piedra y muchos espacios diáfanos. Nada más entrar, sentí cómo se desvanecía la tensión de los problemas del viaje. Esto hizo que no me sorprendiera cuando descubrí que el diseño del hotel se basa en gran medida en los principios del Feng Shui.

Este hotel está equipado con paneles solares, dispositivos de ahorro de agua y detergentes ecológicos. Aquí también se reciclan los posos de café y los restos de los jabones. Las habitaciones son luminosas, con un diseño minimalista, y utilizan materiales naturales. Además, en el restaurante hay opciones sin gluten, veganas y vegetarianas.

Es el lugar perfecto para relajarse después de un largo día recorriendo la ciudad y, definitivamente, uno de los mejores hoteles de Lisboa.

Ubicado frente a uno de los miradores más famosos de la ciudad, el Independente se encuentra en una colina al límite del distrito de Príncipe Real. Aunque la subida puede parecer difícil, el esfuerzo merece la pena, aunque también puedes tirar del funicular o los tranvías para subir más rápido. Originalmente compuesto por dos mansiones del siglo XIX, este hotel es uno de los mejores lugares para disfrutar del encanto más bohemio de Lisboa. En él, encontrarás muebles vintage combinados con elegantes techos de estuco y suelos de parquet.

Si quieres una opción barata de alojamiento, este establecimiento dispone de habitaciones con literas y baños compartidos, aunque también puedes alojarte en una de sus suites. Las habitaciones compartidas son muy luminosas y aireadas, y las suites tienen una bonita combinación de muebles antiguos y vintage. Ambas opciones te permitirán disfrutar de estancias con la altura, la grandeza y los ventanales de los edificios originales.

Puedes cenar en el Decadente, que está en el piso de abajo y sirve marisco y parrilladas, o en el Insolito, que está en el piso de arriba. A mí me gustó más este último por su decoración alegre y colorida, y su terraza con vistas a la ciudad.